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De heredera millonaria a acusada en la corte: la historia de Clare Bronfman, una de los dirigentes de Nxivm

Fotografía de Mary Altaffer | AP

16/08/2018

Edgar M. Bronfman, el hombre de negocios multimillonario que dirigió la compañía Seagram, sufría graves problemas de salud en el verano de 2013. Mientras sobrellevaba sus dolencias recibió la visita de Clare, su hija menor, quien estaba acompañada por un equipo de producción que grababa una película sobre un grupo de autoayuda llamado Nxivm.

Para ese entonces, Bronfman llevaba años enfrentándose con sus hijas, Clare y Sara, por el apoyo financiero que le daban al grupo. Una década antes le habían entregado 65 millones de dólares de su fortuna a Keith Raniere, el líder de Nxivm, un dinero que rápidamente se perdió en el mercado de productos básicos. Poco después, Forbes publicó un artículo que criticaba a Raniere, en el que Bronfman describía a la organización como un culto.

Ese día de 2013, Clare no había ido a hacer las paces con su padre, que murió ese mismo año. Más bien fue a presionarlo para que admitiera ante las cámaras que había hecho mal al criticar a Raniere, según Mark Vicente, un exfuncionario de Nxivm que estuvo en ese encuentro.

“Estaba muy enfermo”, dijo Vicente. “Parecía muy entristecido por los cuestionamientos que ella le hacía”.

A finales del año pasado, Nxivm comenzó a desmoronarse; The New York Times informó que mujeres que formaban parte de una sororidad secreta en el interior del grupo eran marcadas con un símbolo que contenía las iniciales de Raniere. Nxivm contaba con el impulso de la participación de varios herederos ricos y algunas celebridades como Allison Mack, la actriz de Smallville. En marzo, una corte federal acusó a Raniere de ejercer coerción sobre algunas mujeres para que tuvieran relaciones sexuales con él al amenazarlas con revelar secretos personales que ellas habían proporcionado para poder unirse a la sororidad.

En ese momento, los fiscales de Brooklyn dijeron que era probable que se levantaran cargos en contra de otros miembros de Nxivm, y el 24 de julio, Clare Bronfman, de 39 años, fue acusada junto con varios ejecutivos más de conspiración y asociación delictiva. Su paso de heredera a acusada ante la corte, según sugieren algunas entrevistas y las demandas interpuestas, parece ser la historia de una mujer privilegiada que cayó bajo la influencia de un seductor manipulador que le ofreció poder, le dio sentido y la posibilidad de experimentar amor. La fiereza con la que se apegó a Raniere y Nxivm hace que su caso sea muy singular.

Clare Bronfman, quien nunca asistió a la universidad, trabajó durante los últimos años como la Torquemada legal de Raniere, al financiarlo y darle un seguimiento agresivo a las prolongadas demandas legales en contra de los enemigos de Nxvim, tanto reales como percibidos.

Bronfman interpuso querellas contra desertores del grupo; usó a sus abogados para amenazar a los críticos, y presuntamente contrató a una firma de investigación en Canadá como parte de un plan fallido para ciberatacar los registros bancarios de jueces y políticos estadounidenses, según entrevistas, archivos de la corte y recuentos publicados anteriormente. Muchos de los que hablaron lo hicieron de forma anónima con el fin de mantener su privacidad o debido a que los fiscales les pidieron no discutir el caso públicamente.

Bronfman ha sido acusada de robo de identidad para tener acceso a las computadoras de otras personas; de lavado de dinero para secundar la entrada de un extranjero a Estados Unidos, y de pagar deshonestamente la tarjeta de crédito de la novia fallecida de Raniere, para que este pudiera seguir utilizándola tras su muerte. (Clare Bronfman no respondió a los numerosos correos electrónicos que le enviamos para solicitar una entrevista y su abogada, Susan R. Necheles, tampoco lo hizo).

Aprendiendo a seguir a Vanguardia

El arresto de Bronfman fue sorprendente debido a la posición de su familia en los negocios y círculos filantrópicos de Nueva York. Su padre fue un importante benefactor de organizaciones judías y varios de los cinco hijos de su primer matrimonio han tenido carreras de alto perfil. Uno de sus hijos, Edgar Bronfman Jr., fue el director ejecutivo de Warner Music.

Sara y Clare Bronfman son hijas de la tercera esposa de su padre, y tienen veinte años menos que algunos de sus medios hermanos. Tras el divorcio de sus padres, cuando tenían 7 y 4 años, se fueron de Nueva York y crecieron en Kenia e Inglaterra, según un artículo de 2010 publicado en Vanity Fair.

Fue Sara Bronfman quien invitó a su hermana a Nxivm a principios de la década de los   2000. Según el grupo, con sede en Albany, Nueva York, sus talleres estaban diseñados para ayudar a los participantes a lograr una mayor plenitud al eliminar obstáculos emocionales y psicológicos.

En ese entonces, las hermanas Bronfman, jóvenes veinteañeras, eran muy opuestas en cuanto a su apariencia y personalidad. Sara era rubia, extrovertida y agradable, y parecía estar buscando un rumbo para su vida. Clare, quien es extremadamente delgada y tiene una cara de rasgos finos y cabello castaño, les dio la impresión a los miembros de Nxivm de ser hosca y socialmente torpe. También tenía una pasión. De adolescente, se había convertido en jinete; competía en eventos internacionales y abrió una granja para entrenar caballos.

En un principio parecía que Clare Bronfman tenía poco interés en unirse a Nxivm. Sin embargo, varias reuniones con Raniere la convirtieron en una creyente. Al parecer también se enamoró de Raniere, quien sostenía relaciones sexuales con varias mujeres de Nxivm, según varios exintegrantes. A finales de la década de los noventa, aproximadamente 16.000 personas tomaron sus cursos y algunos se involucraron profundamente con el grupo: dejaron sus carreras y vínculos anteriores para convertirse en seguidores de Raniere, a quien llamaban Vanguardia.

A principios de la década de los 2000, Edgar Bronfman también tomó algunos cursos de Nxivm pero rápidamente perdió el interés. Muchos exintegrantes del grupo dijeron que Raniere estaba convencido de que el hombre de negocios estuvo detrás del artículo negativo que fue publicado en Forbes y culpó a las hermanas Bronfman del episodio. Además lo usó para ejercer control sobre ellas.

A mediados de los años 2000, Edgar Bronfman hijo —en ese entonces director de Warner Music— también fue a Albany a solicitud de sus hermanas para ayudar como juez en un concurso de canto a capela patrocinado por Nxivm, según varias personas que tuvieron conocimiento de su visita. (Él tampoco respondió a nuestros correos en los que solicitábamos sus comentarios).

A medida que crecía la autoridad de Clare Bronfman en el interior de Nxivm, ella no dudaba en ejercerla, según varios exintegrantes. Cuando la gente a la que había contratado le pedía un aumento de sueldo, por ejemplo, la heredera decía que no y la sermoneaba sobre el valor del dinero.

“Me parecía muy regañona y muy degradante”, dijo una exintegrante de Nxivm, Bonnie Piesee, quien está casada con Vicente, el exfuncionario de Nxivm que atestiguó las preguntas que Clare Bronfman le hizo a su padre sobre el grupo. “Era muy fría”.

Durante más de una década, las hermanas Bronfman usaron sus sustanciosas fortunas para subsidiar a Nxivm de diversas maneras. Para impulsar el perfil de Raniere, hicieron arreglos para que el dalái lama visitara Albany. El grupo usaba un jet privado que ellas le proporcionaban para transportar a celebridades que cortejaban para convertirlas en miembros. Clare Bronfman también compró una isla en Fiyi que Raniere y otros funcionarios de Nxivm usaban como lugar de retiro.

En determinado momento, Sara Bronfman se casó y tuvo hijos, y su participación en el grupo disminuyó. Sin embargo, Clare permaneció concentrada en Raniere y Nxivm. Además de financiar a la organización, dio vida a dos organizaciones sin fines de lucro para promulgar sus ideas.

Una de ellas, la Ethical Science Foundation, realizó un estudio para ver si las técnicas de capacitación de Nxivm podrían usarse para el tratamiento de personas con el síndrome de Tourette, un trastorno caracterizado por tics involuntarios y arrebatos verbales. Un médico afiliado a Nxivm y relacionado con ese estudio también realizó un extraño experimento en el que se mostraba a las seguidoras de Raniere algunas películas con escenas de violencia extrema mientras se grababan sus expresiones faciales.

Se desconoce si Clare Bronfman se enteró de ese estudio y, de ser así, si lo aprobaba. Sin embargo, ninguna de las revelaciones recientes sobre Raniere o las prácticas de Nxivm parecen haber sacudido su fe en el grupo.

Una fianza de 100 millones de dólares

Según se sabe, Clare Bronfman en un principio no estaba enterada sobre la sororidad secreta dentro de Nxivm, ni de que se marcaba a sus integrantes cual ganado. No obstante, después de que esas prácticas salieron a la luz en octubre de 2017, se lanzó a defender a Raniere y publicó una declaración que ensalzaba sus virtudes y describía a la sororidad como un grupo voluntario cuyas integrantes se beneficiaban de pertenecer a él.

“He visto el bien proveniente de nuestros programas y de Keith mismo”, escribió Bronfman. “Sería una tragedia perder las innovadoras y transformadoras ideas y herramientas que continúan mejorando la vida de tantas personas”.

Para cuando publicó su declaración, la investigación del Departamento de Justicia contra Nxivm ya estaba en curso, y los aspectos más sensacionalistas de la historia —fortunas despilfarradas y marcas como de herraje en las personas— habían creado un frenesí mediático. Los medios noticiosos en varios países describieron a Nxivm como un “culto sexual”.

Clare Bronfman viajó con Raniere a México, donde intentaron implementar un control de daños. Contrataron a un abogado local, quien envió cartas amenazadoras a los desertores de Nxivm en las que les advertía que podrían enfrentar cargos criminales no especificados. Más o menos en las mismas fechas, Bronfman también interpuso demandas ante las autoridades policiacas de Vancouver por fraude en contra de dos exintegrantes de Nxivm que vivían ahí (los funcionarios canadienses no han realizado acciones derivadas de esas demandas).

Aproximadamente un mes antes del arresto de Clare Bronfman, un abogado de Raniere había tratado infructuosamente de convencer a un juez federal que dirigía el caso Nxivm de liberarlo de la prisión al ofrecer un paquete de fianza de 10 millones de dólares. La persona que ofreció financiar el paquete de fianza de Raniere no está identificada en los archivos de la corte, pero alguien involucrado en este caso dijo que cree que fue Clare Bronfman.

Pronto, la heredera misma estaba en la corte. Tras su arresto en julio, su propia fianza se fijó en 100 millones de dólares. Durante una audiencia en un tribunal de Brooklyn, se sentó en una banca de madera, con expresión de desconcierto y miedo, mientras tomaba las manos de su madre y el esposo de su hermana.

Los familiares de Bronfman fueron a la corte para asegurarle al juez que se cerciorarán de que cumpla con los términos de su liberación. Mientras contestaban algunas preguntas la acusada, que traía puesto un delgado suéter azul y pantalones holgados del mismo color, se frotaba los ojos. Al parecer, aparte de ellos, ningún otro miembro de la familia Bronfman estuvo presente.

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Este texto fue publicado originalmente en The New York Times en español.


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