Cuando el ser humano despierta y no tiene que ponerse zapatos // Diario de la peste

24/04/2020

Fotografía de Lachlan Hardy | Flickr

Cuando el ser humano despierta y no tiene que ponerse zapatos.

Un día y después otro y después otro.

Merkel dijo que el país sigue caminando sobre «lo más fino del hielo fino».

Aun inmóvil, el peso del humano constituye el peligro.

Tengo mi casa en un zapato

Zapato viejo y de rebaja, canta Manu Chao en la misa hippie del 23 de abril.

Tengo mi casa en un zapato

Un zapato especial: con 4ª y 5ª y marcha atrás.

«Sería una pena terrible si nuestra esperanza nos castigara», añadió Merkel.

No seas ansioso, ser humano, no te pongas los zapatos aún.

No olvides lo más fino del hielo fino.

Merkel da en el blanco y hace síntesis.

Saber quién escribe lo que dice Merkel.

Sería terrible si nuestra esperanza nos castigara.

Casi Hölderlin.

Tomo café.

Observo la herida de Roma que ya casi desapareció e imagino un Hölderlin loco haciéndole versos a un presidente.

Llamo a Jeri, la golden de mirada melancólica, y la convenzo de esperar la comida.

Sería una pena terrible si nuestra esperanza nos castigara.

Casi le digo esto y ella casi se encoge de hombros.

Estado de Missouri procesa a China y pruebas de la vacuna en humanos comienzan hoy en Oxford.

Un brazo humano disponible.

Ok, ok, ok.

Enfrentamientos vuelven a los suburbios de las grandes ciudades en Francia.

KO no es OK.

El origen del ok. Tal vez caló, a partir de all correct, dicen. Ok. 

O, en la guerra, una especie de informe rápido.

0 (cero) killed, ningún muerto. Ok.

En Grecia, hoy: Cero muertos. OK.

En Estados Unidos muchos miles de muertos: no ok, nada ok.

Estudio un libro religioso: Hojas del jardín de Morya.

Yoga society.

Lo abro al azar: «las flechas sin fuerza caen».

Hace falta convicción, digo.

Más de 26 millones de estadounidenses han perdido el empleo y Merkel advirtió que no es posible volver a la vida anterior a la epidemia.

Los zapatos de 2020 no tienen marcha atrás.

Tal vez 4ª y 5ª, pero nada de marcha atrás.

William Gibson: «el futuro ya está aquí, sólo que está mal distribuido».

Miles de personas en fila pidiendo un trozo de futuro.

Pero alguien se encoge de hombros, las manos vacías.

Hoy se acabó el futuro. Pido disculpas.

¿Y mañana?

Mañana sospecho que habrá menos aún.

Hace unos meses sí, había mucho. Ahora no.

Deliro con diálogos, y lo que pasa en la cabeza es una forma de entretenerse mientras lo más fino del hielo fino sigue siendo lo más fino del hielo fino. Y no puedes salir.

Hojas del jardín de Morya.

Decidí que a partir de hoy voy a usar este libro como se usa el I Ching.

Tengo el I Ching en algún lugar en una caja en una bodega en Lisboa.

Puede gritar, pero no lo oigo.

La proximidad, pese a todo, es importante.

Tengo mi casa en un zapato

que me la hizo un zapatero, canta Manu Chao.

En otra página del libro se habla de la calma en medio del «infinito movimiento».

Y aparece esta frase:

«Después de la primera tranquilidad, viene la segunda».

Abrir al azar este libro para aclarar lo que no se entiende.

Sólo el azar aclara.

Miles de motos para entregas a domicilio en Tailandia.

Robots que transportan compras en Medellín.

Tal vez, a la vuelta de la esquina, la primera tranquilidad.

Pero todavía falta.

Tumulto, tumulto, calma, calma, sobresalto, tumulto, etc.

Un ciclista entrena solo en casa. Una bicicleta impecable, pero rodando en el mismo sitio.

Dos proyectos rápidos.

Esperar la segunda tranquilidad.

No dejar que destruyan la primera.

***

Este texto fue publicado originalmente en portugués en el diario Expresso de Portugal el 23 de abril de 2020. La traducción al español es de Paula Abramo.


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