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Coronavirus: prueba de estrés para la democracia

08/04/2020

Cuando el Gobierno chino aisló el 23 de enero de 2020 a 11 millones de habitantes de Wuhan, el resto del mundo miró a Asia con asombro. Entonces parecía inconcebible que el nuevo coronavirus golpeara con tanta fuerza a las naciones industrializadas de Europa y América del Norte.

Entre tanto, la COVID-19 también ha causado restricciones masivas en los derechos fundamentales de la sociedad civil en ciudades como Nueva York, Madrid y Berlín. En algunos lugares, ahora la gente mira a China con envidia, porque allí la vida vuelve lentamente a la normalidad. Los ciudadanos de Wuhan pueden viajar de nuevo.

Entonces, ¿se podría deducir de esto que las autocracias tienen ventajas, por las posibilidades de actuar rápidamente y antes, sobre las democracias? La investigadora austriaca sobre democracia Tamara Ehs desconfía de las autocracias en la lucha contra el coronavirus, a pesar de todos sus éxitos aparentemente rápidos: «Quien alabe los rigurosos toques de queda en China, mirando el pico de la pandemia, no reconoce que no hubieran sido necesarios con el uso de la transparencia».

El ejemplo de la estación de esquí Ischgl muestra cuán importante es la transparencia en la lucha contra una pandemia. Los casos de coronavirus ocurrieron temprano en esa zona en Austria. Y, sin embargo, no se cerró. El virus se propagó a otras partes de Europa con los que regresaron de sus vacaciones. Holger Spamann, profesor de la Facultad de Derecho de Harvard, también pide en su blog, una «transparencia sin precedentes» al lidiar con el coronavirus. Este explica que «a diferencia de los enemigos humanos», el virus no cambiará su estrategia «porque hayamos revelado la nuestra».

Inmensas restricciones de los derechos fundamentales

Y, sin embargo, la rápida propagación del virus también obliga a otros Estados democráticos a tomar medidas de emergencia que, de otro modo, solo se conocen de los sistemas autoritarios: toques de queda, prohibiciones de reunión y restricciones en la libertad religiosa, por ejemplo. La vicepresidenta de la Comisión de la Unión Europea, Vera Jourova, dijo este lunes (06.04.2020) que hasta ahora 20 países de la UE «han adoptado algún tipo de legislación de emergencia» para contener el coronavirus. Esta advirtió sobre el debilitamiento de la democracia en vista de las restricciones masivas de los derechos fundamentales.

La investigadora Ehs señala, sin embargo, que la gravedad de una restricción no es de por sí antidemocrática. «Hay ciertos criterios con los que se puede identificar si una medida está justificada: son medidas aplicadas con el propósito de combatir el virus y se produjeron en un proceso ordenado bajo el Estado de derecho», dice Ehs.

Por lo tanto, se impone un toque de queda estricto en un marco democrático. Pero si, por ejemplo, un ministro quiere aplicar alguna medida por sí solo, entonces se convierte en un asunto complicado. Como ejemplo, ella cita el llamado Decreto de Pascua, que recientemente quería emitir el Ministerio de Salud austriaco, Rudolf Anschober. Los agentes de policía podrían revisar apartamentos, sin previo aviso, para comprobar si las familias se reúnen por Pascua. Una intromisión tan grave en la vida privada también se puede aprobar en una democracia, pero no sin el consentimiento del Parlamento y no a instancias de un ministro de Salud, dice Ehs. El Decreto de Pascua, al final, no se aprobó, después de protestas masivas por parte de la oposición y la sociedad civil.

La importancia de los Parlamentos

Según Ehs, es esencial que los Parlamentos continúen reuniéndose. «Los Parlamentos funcionan como una tribuna», afirma. Por lo tanto, es importante que los Parlamentos no se anulen ellos mismos, como sucedió en Hungría. Allí, el Parlamento aprobó una controvertida ley de emergencia, que permite al primer ministro, Viktor Orban, actuar libremente y sin restricciones temporales. Por ejemplo, no se pueden celebrar elecciones en tiempos de emergencia y la difusión de «información alarmante» se puede castigar con penas de prisión. El caso de Hungría es el más extremo de la UE.

«Conformismo irritante»

Para Tamara Ehs, de la Academia de Ciencias de Austria, es importante que las medidas anticoronavirus adoptadas por los Gobiernos estén flanqueadas por una sociedad civil en alerta. En las primeras dos semanas, esta reaccionó con un «conformismo irritante»: poca oposición por parte de los partidos políticos, poca crítica de la prensa. Esto ha cambiado en los últimos días en Austria.

Para la investigadora, lo más peligroso sería si las democracias se convirtieran en autocracias: «Estoy bastante preocupada de que los ciudadanos por temor deseen que haya un liderazgo más fuerte y acepten a cambio más restricciones de sus libertades individuales». Además, los políticos descubren ahora hasta dónde pueden llegar: «La cuestión es qué elementos autocráticos se hallan en nuestra democracia si se tambalea el frágil equilibrio entre libertad y seguridad, en definitiva, la salud».

Cada medida de un Gobierno democrático debe tener una fecha de caducidad, según la investigadora. En Alemania, por ejemplo, no se ha nombrado ninguna fecha para el relajamiento de las medidas anticoronavirus. El Consejo de Ética de Alemania instó esta semana al Gobierno alemán a que anunciara, de manera abierta, los motivos por el cierre del país. Si no, el Gobierno podría perder la confianza de los habitantes del país. (rmr/few)

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