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Coronavirus opaca aniversario de la revolución en Nicaragua

19/07/2020

La Plaza de la Fe Juan Pablo II, de Managua, luce vacía a pocas horas del aniversario de la revolución. La celebración fue cancelada este año debido a la pandemia.

La Plaza Juan Pablo II, a orillas del Lago Xolotlán en la capital de Nicaragua, luce extrañamente vacía.  Faltando apenas horas para el 19 de Julio, están ausentes las banderas rojinegras y las pantallas gigantes que antes proyectaban la imagen de Daniel Ortega, el presidente del país y líder del gobernante Frente Sandinista. Este año, el exguerrillero de 74 años no asistirá a la celebración.

Por primera vez en cuatro décadas, los sandinistas no serán llevados en autobuses desde el interior hacia Managua para llenar la plaza. La pandemia del coronavirus, que el gobierno intentó minimizar desde hace meses, acabó por arruinarles la fiesta del 41 aniversario de la revolución.  A cambio, la esposa de Ortega y vicepresidenta, Rosario Murillo, ordenó construir a contrarreloj un campanario y organizar un concierto virtual que se transmitirá por televisión la noche de este sábado.

Se ignora si Ortega o Murillo sorprenderán con alguna aparición virtual en los canales de televisión oficiales con motivo de la celebración sandinista, opacada hoy por el COVID-19.  «Eso no le resta entusiasmo a nuestros corazones, todo lo contrario, hacemos lo que tenemos que hacer y como lo podemos hacer en estas circunstancias”, argumentó la vicepresidenta.

Festejo ensombrecido

A pesar de la negación oficial, la crisis sanitaria comenzó a golpear a los sandinistas hace unos tres meses, tras la muerte de varias decenas de figuras del oficialismo de forma inesperada. Aunque en muy pocos casos el gobierno reveló la causa de estos decesos, en corrillos políticos y medios de comunicación se los atribuyó al coronavirus.

Edén Pastora, el famoso «comandante Cero” que en 1978 tomó por asalto la sede del Congreso de la dictadura de los Somoza; el exalcalde sandinista capitalino Dionisio Marenco, la diputada Rita Fletes, el alcalde de la ciudad de Masaya, Orlando Noguera, y el periodista deportivo José Francisco «Pepe” Ruiz son algunos de los personajes ligados al gobierno que han fallecido.

Semanas antes de morir por coronavirus, Ruiz, de 75 años y conocido simpatizante de Ortega, se burló del coronavirus y minimizó la pandemia en su programa deportivo de la televisión estatal. Al igual que Ruiz, otros propagandistas del gobierno generaron polémica al asegurar que las medidas de protección eran innecesarias porque el «coronavirus es el ébola de los ricos, de los blancos y de los millonarios”.

En varias ocasiones, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) instó al gobierno de Nicaragua a seguir los protocolos internacionales contra el coronavirus. Sin embargo, el gobierno se negó a cerrar fronteras o suspender las clases y promovió en todo el país decenas de festivales, eventos deportivos, concursos en la playa y otras actividades masivas.

La Plaza de la República, rodeada por la derruida Catedral de Managua y el Palacio Nacional, fue el escenario del festejo popular en 1979 tras la caída de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.

«Si este país se paraliza, este país se muere”, adujo un lacónico Ortega en mayo pasado, durante una de las pocas comparecencias públicas que ha tenido este año. Según los funcionarios sandinistas, la prioridad siempre fue «mantener la normalidad” para evitar afectaciones a la economía y al turismo.

No obstante, el propio Ortega y su numerosa familia han permanecido resguardados desde que la pandemia empezó a golpear a Nicaragua. Si bien el gobierno contabiliza apenas 99 muertos y 3.147 contagios, el independiente Observatorio Ciudadano, integrado por activistas y médicos, registraba hasta ayer viernes 2.397 muertes verificadas y más de 8.500 casos sospechosos de COVID-19.

Temor al contagio

Adversarios del gobierno comentan que la pandemia «doblegó” a los sandinistas hasta hacerlos prescindir de su más multitudinaria fiesta popular, a la que solían invitar a sus amigos y aliados de diversos países, y donde el comandante Ortega pronunciaba largos discursos frente a la multitud, muchas veces hasta el anochecer.

Para la excomandante guerrillera Dora María Téllez, que en la década de 1990 rompió con Ortega y fundó el disidente Movimiento Renovador Sandinista (MRS),  la familia presidencial decidió cancelar este año la celebración del 19 de julio en la plaza porque teme contraer el coronavirus.

Pero el emblemático 19 de Julio no fue el único acto cancelado al que debió asistir Ortega y Murillo. A finales de junio, por primera vez en 40 años, se suspendió la caminata de El Repliegue y en mayo no se realizó el acto por el natalicio de Sandino. Aun así, el gobierno continuó convocando a sus seguidores a celebraciones, carreras de motos, partidos de béisbol y todo tipo de aglomeraciones.

El Paseo de los Estudiantes, con la estatua del libertador Simón Bolívar, a orillas del Lago Xolotlán, luce desierta en Managua, capital de Nicaragua, donde la pandemia a ahuyentado a los turistas locales.

«Los Ortega Murillo están muertos de miedo. Ellos están aterrados de ir a una actividad donde haya gente y que puedan salir contagiados, esa es la razón” de la suspensión del evento, dijo Téllez en entrevista con DW.

Familia presidencial aislada

«Ellos tienen ya por lo menos tres meses de estar completamente aislados, totalmente encerrados con cuidados especiales, con ‘cordones’ sanitarios fuertes para evitar contagiarse, pues Ortega se sabe que es una persona con una salud debilitada y Rosario es una mujer de casi 70 años”, comentó.

Según Téllez, quien fue ministra de Salud del primer gobierno sandinista (1979-1990) y que recién libró la batalla contra el coronavirus, mientras la mayoría de gobiernos del mundo luchan para prevenir y contener nuevas oleadas de coronavirus, la administración de Ortega «sigue sin articular una estrategia frente a la pandemia y su única lógica ha sido que se contagie todo el mundo y el ‘sálvese quien pueda’”.

En este sentido, cuestionó los carnavales y demás eventos masivos al aire libre que el gobierno sigue organizando. «Hay una deliberación perversa y maligna en promover el contagio de su propia gente. La apuesta de este gobierno no sólo fue negligente, sino deliberadamente criminal”, subrayó Tellez, quien aún se recupera de los estragos físicos que le dejó su contagio de coronavirus.

(few)

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