Batista rescata a la Vinotinto contra Ecuador

El debut de Venezuela en la Copa América 2024 explotó cuando Rafael Romo rechazó un remate a quemarropa y, en la misma jugada, Enner Valencia fue expulsado por una acción violenta contra José Andrés Martínez. Corría el minuto 22. Cero a cero. Luego de un comienzo errático, la Vinotinto seguía en juego. Con uno más en cancha, el partido se le puso de cara hasta que se dio un tiro en el pie con un rechace defensivo de Yordan Osorio que terminó en gol de Ecuador.

Jeremy Sarmiento firmó la anotación en el minuto 40. Si no se vio el partido, podría pensarse que el gol ocurrió fuera de contexto, considerando que Venezuela tenía superioridad numérica. Sin embargo, esa ventaja para el rival era merecida. Aunque tenía un jugador más y la pelota pasaba la mayor parte del tiempo en pies venezolanos, la Vinotinto no controlaba el partido ni sabía qué hacer con el balón. 

El desorden ofensivo se reflejaba en defensa, con Ecuador encontrando espacios para superar con velocidad a los zagueros y generando peligro con facilidad. Se hizo evidente que Venezuela ya no solo estaba jugando contra un adversario digno, sino también ante sus propios fantasmas, esos que surgen del césped cuando la Vinotinto parece tener todo a favor y termina frustrada luego del partido. Atormentado por esos recursos, no se descarta que algún seguidor venezolano agradeciera el final del primer tiempo en el Levi’s Stadium con la esperanza de que, en el vestuario, se pudiera reconducir la situación. Entonces, apareció un chamán. 

El centrocampista Jeremy Sarmiento, de Ecuador, en acción contra el centrocampista venezolano Yangel Herrera durante el primer partido del Grupo B en Santa Clara, California. Fotografía de John G. Mabanglo | EFE | EPA

La pizarra de Fernando Batista

Debido al rendimiento del equipo y el resultado adverso, es válido imaginar que la Vinotinto fue al vestuario con una crisis emocional a segundos de estallar. Cabe sospechar que las inseguridades se hicieron más grandes y que el vértigo por decepcionar a los aficionados que escriben y gritan “¡mano, tengo fe!” se podía palpar. Hasta el momento, no hay manera de saber qué se dijeron unos a otros en el entretiempo. Pero las sustituciones de Eduard Bello y Jhonder Cádiz por Cristian Cásseres Jr. y Darwin Machis al comienzo del segundo tiempo se hicieron hechizo contra los espíritus del fracaso. 

Sin Cásseres Jr. en cancha, Yangel Herrera comenzó a tener más la pelota, obligado por estatus dentro de la plantilla y por posición en el campo. Él es quien debe marcar el tempo del equipo. Si lo logra, Venezuela es una mejor selección. De a poco, mientras Ecuador seguía atrincherado en su cancha, la Vinotinto mejoró su movilidad con cambios de posición y una circulación de balón más rápida —aunque aún defectuosa. En ambos aspectos, Bello fue relevante. Se hizo una opción fija de pase en la banda derecha, ensanchando al equipo y buscando socios con los cuales avanzar por ese lado o por el centro.

Fernando ‘Bocha’ Batista, técnico de La Vinotinto, durante el primer partido del Grupo B en Santa Clara, California. Fotografía de la FVF

Hace unos meses, Fernando Batista recordó en una entrevista con Ignacio Benedetti el último partido contra Ecuador en la Eliminatoria Sudamericana. El entrenador dijo que ellos, los directores técnicos, van leyendo la dinámica del juego hasta descifrar si el equipo puede ganarlo o no, debido a las situaciones que se están presentando. Siete meses después de aquel partido, la virtud de Batista y su cuerpo técnico fue leer que este encuentro contra Ecuador, por el contexto, debía ganarse. Y ese fue el mensaje que envió con las sustituciones.

Salomón Rondón, el perno del ataque 

Mientras Herrera y Bello sacudían la palmera, Salomón Rondón atajó los cocos y empezó a servir balones como cocadas para sus compañeros. El empate vino por una viveza de Bello, quien sacó rápido desde la banda hacia Rondón, en el área. El 23 se la pasó a Cádiz para que anotara su primer gol con Venezuela. Dos toques, un gol. Minuto 64.

El delantero venezolano Jhonder Cádiz celebra con Yeferson Soteldo (a la derecha) y Yangel Herrera después del primer gol contra Ecuador. Fotografía de John G. Mabanglo | EFE | EPA

Ecuador daba síntomas de fatiga. Demasiado tiempo en su cueva, intentando subir una cuesta hacia la luz sin encontrar otro premio. Pero, como la Vinotinto no terminaba de mutar, de elevar su nivel de juego por completo, el partido seguía vivo para el adversario, que debía pensar: «quizá, en otro contragolpe o alguna pelota parada, puedo sacarlo hacia adelante».

En cada intento peligroso surgió Romo, a quien tal vez no se recuerde cuando se hable de este partido en los próximos días o años, debido al peso que tuvieron otros compañeros. Sin embargo, de no ser por sus paradas, Venezuela se habría hundido debido a la fragilidad defensiva en varios tramos. Así se pudo mantener en juego, intentando ganar por aire y tierra. 

Pasa el tiempo y permanece una pregunta: ¿por qué, siendo una selección con talento asociativo, lo normal es que los jugadores tiendan a tirar centros, dejando su suerte en el aire? Esta vez, contra Ecuador, la fortuna estuvo en que Rondón alcanzó a rematar uno de Alexander González. El balón fue rechazado por Alexander Domínguez hacia los pies de Bello, quien anotó el segundo gol de la Vinotinto para disparar la alegría en Venezuela y en cualquier parte del mundo donde se encuentre un migrante venezolano. 

A esa altura del partido, minuto 74, aquellos fantasmas comenzaban a desaparecer. Venezuela, aún jugando un mal partido en un contexto favorable, comenzó la Copa América 2024 con tres puntos que representan algo más: de acuerdo con datos de Renzo Di Vincenzo, es la primera vez en 65 años que la Vinotinto remonta un partido fuera del país. El próximo miércoles, contra México a las 9:00 pm. (hora venezolana), hay otra oportunidad de seguir revirtiendo la historia.