Perspectivas

Algunas notas sobre los días oscuros

Fotografía de Michael Levine-Clark

09/07/2022

1.

“Hay tal oscuridad que el fin del mundo puede estar cerca.”

Charles Simic

2.

Algunos días parecen estar enteramente hechos de una atmosfera diferente; como si una cierta niebla viniese directamente desde el cielo hasta las ideas y entorpeciera al cerebro más decidido.

Con sol pensamos de manera más clara ya que parece que las nubes no molestan sólo al cielo – muchas veces contagian a los vivos y en la cabeza de repente ninguna solución existe; sólo problemas y alboroto.

Pero, por otro lado, demasiado sol ataca la frente y golpea la nuca, reblandeciendo argumentos que de la forma firme pasan, en segundos, a formas laxas y desnortadas. Con temperaturas elevadas no se argumenta, se balbucea como bebés llenos de ganas, pero todavía sin vocabulario.

Demasiado calor para la época del año, demasiado frío para la época del año.

Cuando alguien no piensa, enseguida culpa al clima. Demasiado sol, demasiada niebla; es el cambio general del clima la base de la suspensión general del pensamiento, esta es una hipótesis benigna, pero falsa.

3.

En diferentes puntos del mundo, embajadores son destituidos – quizá porque el discurso no haya sido lanzado directamente al centro. ¿Qué sabemos nosotros de la puntería de las frases?

Una frase y una presencia física son flechas en forma de vocablo y en modo de colocar los pies en el sitio correcto. Y presencia y frase aciertan en el blanco o están cerca o muy muy lejos.

Un embajador: presencia y sintaxis.

Una sintaxis suspensa, prudente; que espera como un cazador, pero desarmado.

4.

El embajador versus el asertivo. Dos modos diferentes de utilizar la misma lengua.

El asertivo no conoce suspensiones ni expectativas.

Afila la frase como si la frase fuera la fuerte punta de acero que hiere de muerte al adversario elegido.

5.

Un estudio reciente que “ha involucrado a millares de personas” ha llegado a la conclusión de que existen “38 categorías de secretos; y, de media, cada persona tenía 13 secretos de esa lista.”

Cuantificar lo que es humano es un modo de fallar de manera exacta.

Los humanos tienen “38 categorías de secretos”: he aquí un fallo exacto.

6.

La exactitud se ha vuelto de tal manera una obsesión social y cultural que las camadas humanas y hasta los extraños ermitaños – que no quieren que los vecinos los olviden – prefieren fallar con estrepitosa puntería matemática.

Hay 38 categorías de secretos, 27 formas de amor y setecientas dos maneras de que el humano sea violento.

Quizá sobre números y humanidades se sepa al menos esto: la bondad está hecha de minucia y de números modestos, la potencial maldad, esa, está en el ámbito de los grandes números; esos que sin ser infinitos son por lo menos sus vecinos.

7.

Contar las distintas manifestaciones de maldad a cada semana.

Las de gran y pequeña escala; las que vienen de la dinamita y de los más recientes inventos técnicos y las que vienen del viejo cuerpo humano; humano que mucho antes de inventar la rueda o el fuego inventó la maldad.

8.

Pienso en un contable naturalista que, en lugar de contar pájaros, contara maldades, como si estas fueran elementos de forma visible, en el aire o sobre el suelo – señalándolas, a las maldades, con su dedo ético e índice muy firme.

El identificador de pájaros, el identificador de maldades.

¿Qué sabemos nosotros de la avalancha ininterrumpida de las maldades en una única semana y qué sabemos nosotros de la resistencia de ese dedo índice ético que señala firme y dice: por allí va una maldad, la veis?

Poca cosa sabemos, pero por lo menos sabemos esto: mucho antes se desguazará en trocitos la resistencia del dedo; las maldades además de malas son resistentes.

9.

Y en el fondo, siempre ha sido esto: no tanto una cuestión de intensidad, sino de resistencia – quién se cansa primero: ¿el bien o el diablo y sus artimañas?

10.

Leemos poesía, pero enseguida cerramos el libro y casi nos encogemos de hombros.

Recordamos a Elias Canetti y sus fuertes notas. Lucidez y decepción.

“Todo está acabado. Si yo fuera un poeta de verdad, sería capaz de evitar la guera.”

 

***

Traducción de Leonor López de Carrión

Originalmente publicado no Jornal Expresso


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