Fotografía de la FVF
«Jugar al fútbol es una cosa y competir es otra.
(…) Va más allá de saber dominar la pelota»,
Tomás Rincón en La Vinotinto Podcast.
Hace trece años, Venezuela logró su mejor actuación en una Copa América. Fue cuarta en Argentina 2011, la del empate a última hora contra Paraguay. Aunque entre ese recuerdo y la edición Estados Unidos 2024 no hay demasiada distancia, la realidad social y deportiva del país cambió mucho. En aquel entonces, era una rareza ver a venezolanos en los estadios argentinos; en la actualidad, con más de 164 mil ciudadanos residenciados en esa nación, se podrían llenar el Monumental y la Bombonera al mismo tiempo. Un paralelismo así podría extrapolarse a Estados Unidos, donde hasta hace dos años se estimaba que había más de 500 mil venezolanos. Los migrantes van y vienen, las crisis mutan, todo parece cambiar menos un detalle en la Vinotinto: Tomás Rincón y Salomón Rondón siguen representando al país.
Ellos son los únicos futbolistas venezolanos que jugaron aquella Copa América Argentina 2011 y estarán en Estados Unidos 2024. Llegan, junto con el resto de convocados, en un contexto positivo y con la ilusión en ascenso. Venezuela es cuarta en la Eliminatoria Sudamericana, con nueve puntos y solo una derrota en seis partidos. A diferencia de procesos previos, en los que el equipo lucía sin sentido o se rompía con facilidad, Fernando Batista y su cuerpo técnico han ido dando forma a un seleccionado más compacto, que está aprendiendo a competir en diversos escenarios.
La Copa América Estados Unidos 2024, en la que la Vinotinto debuta este sábado 22 de junio (6:00 pm, hora venezolana), servirá para dimensionar si el arranque deportivo en las Eliminatorias sigue evolucionando y para ver el potencial de algunas ideas y futbolistas que podrían ser relevantes cuando se regrese a competir por un cupo al próximo mundial de fútbol. En ese contexto, compartimos con los lectores de Prodavinci tres aspectos clave a seguir durante el torneo.
1. Salomón Rondón, en uno de sus mejores momentos deportivos
Cuando Salomón Rondón tenía 4 años, sus papás le insistían en una idea: el fútbol debía ser solo un hobby. Con el paso del tiempo, ese espacio de distracción se transformó en algo más. El niño le tomó cariño al deporte con el que, treinta años después, está representando a su país en rol estelar: Rondón no solo es la figura más importante de Venezuela; también es una de las más prestigiosas de la Copa América 2024.
Luego de quedar campeón en la Concachampions, con nueve goles anotados en ese torneo, Salomón Rondón dijo: “Yo soy un indio más, vengo a aportar al equipo, a trabajar en lo que necesite. Soy delantero y el delantero llama al gol. Me pidieron goles, los hice, cumplí con sacrificio y con trabajo”.
La declaración está enmarcada en su temporada con el Club de Fútbol Pachuca. Pero bien podría ser la entrada de una biografía que aún no está escrita, una descripción global de un futbolista de época, para Venezuela y América Latina. A Salomón Rondón se le podrá cuestionar el rendimiento durante algunos tramos con la Vinotinto, sin embargo, su capacidad de esfuerzo, en especial cuando ha tenido sistemas que no contribuyen a su juego, admite menos cuestionamientos.
Antes de comenzar la Copa América, su ritmo competitivo y goleador no está en duda. Llega con 19 goles en 23 partidos jugados en México. Entonces, el debate pasa por cuál es la mejor manera de acompañarlo o cuál será la versión que veremos, entre la del sacrificado en favor de otros o la que encuentra en sus compañeros recursos para nutrir sus características. Lo más probable es que no haya una respuesta absoluta y que, dependiendo del rival y las necesidades del equipo, emerja una u otra.
Será fundamental la relación que pueda sostener con Darwin Machís, Yeferson Soteldo y Yangel Herrera, compañeros con los que debería entrar en contacto en distancias cortas o en largo. Otro futbolista a tener en cuenta entre sus posibles socios es Jon Aramburu, en caso de ser titular e incluso si viene desde el banco de suplentes. Viniendo desde el lateral derecho hacia zonas del área rival, su capacidad de asociarse y dar profundidad al equipo son recursos para dar juego a Rondón.
Junto con Rincón, el delantero es el único futbolista de la Vinotinto con 5 Copas Américas disputadas. Mientras Rincón lidera fuera la cancha, con la posibilidad de tener participaciones específicas, a Rondón le corresponde hacerlo dentro, abanderando a la delegación. Teniendo en cuenta que hay muchos jóvenes, su ascendencia, sobre todo en escenarios adversos, debería ser crucial en las aspiraciones del seleccionado.
2. En la mente de Fernando Batista
Cuando Batista insiste en que el principal rival de la Vinotinto es Venezuela, se monta sobre los rieles de una tradición que comenzó con un compatriota suyo: José Omar Pastoriza, quien dirigió la Vinotinto entre 1998-2000. Parte de lo que luego se conoció como Boom Vinotinto se gestó durante esos años, con una búsqueda sencilla en apariencia, pero hasta ese momento novedosa para el futbolista venezolano: contar con mejores condiciones preparatorias, cuidando desde los medios de transporte hacia los juegos hasta las camas en las que debían descansar. Mientras esa logística se iba resolviendo, el entrenador argentino alimentaba la autoestima de los jugadores, invitándoles a creer en sus capacidades, logrando algo más que algún resultado destacable: sentó las bases para agitar un cambio cultural.
Con mayor o menor éxito, Richard Páez, César Farías y Rafael Dudamel siguieron esa estela de trabajo, basada en espolear la autoestima de los futbolistas para que, pese a las diferencias deportivas, salieran a la cancha con la sensación de que podían jugar de tú a tú con cualquiera. Luego de una saga de irregularidades, con entrenadores yendo y viniendo, Batista volvió a ese sendero motivacional, junto con una actualización en los recursos deportivos: a diferencia de aquellos procesos, en los que Venezuela parecía solo tener una forma de juego, Batista aspira a que su equipo cuente con más recursos durante los partidos.
Lo anterior podría resumirse en una frase de Batista, dada en una entrevista con el periodista Ignacio Benedetti: “Los partidos son segundos, situaciones de segundos”, para las que hay que tener respuestas y capacidad de toma de decisión. Visto el desempeño durante la Eliminatoria Sudamericana, Venezuela daría prioridad al orden defensivo, sin que esto quiera decir que sea una selección que sólo sabe defender. No lo es. ¿Qué ocurre? Los cuerpos técnicos y los jugadores cuentan con poco tiempo de trabajo juntos. Se suele partir de un plan de mínimos. A diferencia de los torneos de clubes, en los que hay más de veinte partidos —sin contar copas—, la Vinotinto solo tiene garantizados tres juegos. Competir en distintos escenarios es, también, ajustar los planes al contexto deportivo.
Pensando en futbolistas que podrían enriquecer las variantes en ataque de Venezuela, hay que tener en cuenta a Jon Aramburu, Telasco Segovia, Matías Lacava, y Kervin Andrade. Aramburu tuvo una buena temporada en Real Sociedad. Segovia y Lacava destacaron en el Preolímpico y Andrade llama la atención en Brasil. Englobándolos, llegan con una buena cantidad de minutos de juego, con roce en competencia internacional y, lo más importante, tienen técnica y capacidad asociativa. Los tres últimos, en partidos cerrados, deberían ser alternativas válidas, mientras que el primero, desde el lado derecho de la defensa, tal vez merece arrancar el torneo siendo titular.
Batista quiere un equipo compacto, que se arrope hasta donde le da la manta, pero sin que esta sea muy corta. La suerte, con los futbolistas mencionados y alguno más, es que puede empezar a darle otros registros a la Vinotinto, clave no solo para estos tres primeros partidos; también en una factible clasificación a cuartos, la instancia más inmediata, y luego durante la Eliminatoria Sudamericana.
Con más fe que nunca, todos juntos. Vamos Venezuela🇻🇪♥️ pic.twitter.com/kzMy8bR1lQ
— Fernando Batista (@bochabatista) June 16, 2024
3. ¿Qué chances tiene la Vinotinto en la Copa América?
En las entrevistas que Batista suele dar a medios de información argentinos, lo normal es que surja alguna comparación cultural entre el futbolista albiceleste y el venezolano. Destaca la capacidad competitiva de uno y otro: mientras los sureños experimentan un contexto exigente por la riqueza futbolera con la que cuentan, en Venezuela ese proceso comienza luego de los diez años. Esto no es bueno ni malo; sirve para contextualizar la importancia del trabajo en equipo, de que los futbolistas venezolanos tengan la mayor cantidad de partidos en sus clubes, para intentar paliar, como fuerza colectiva, las falencias individuales.
Venezuela no tuvo partidos de preparación con otras selecciones en la fecha FIFA previa a la Copa América. Jugadores y cuerpo técnico comenzaron a agruparse en Estados Unidos a partir del 7 de junio. Eso supone poco más de una decena de días de trabajo, entrenamientos y convivencia. Ese tiempo es bastante más que los tres días de entrenamientos que suelen tener antes de los partidos de las Eliminatorias Sudamericanas. No hay manera de saber cuánto pudo ayudar el tener partidos antes del comienzo del torneo.
Escapando a cualquier hipótesis, la preparación durante dos semanas se puede asemejar a una breve pretemporada deportiva: un tiempo fundamental para trabajar conceptos en un grupo que tiene, en el medio campo, la zona con mayor cantidad de talento y potencial. Antes que esquemas o nombres puntuales, habrá que mirar las asociaciones posibles de Soteldo, Herrera, Segovia, Lacava, Rondón, entre varios más, junto con su compromiso y concentración. Ellos son los pilares y los variantes de un equipo que, si quiere tener una presentación similar a la de hace 13 años, necesita funcionar como un todo para dar razones a la ilusión que genera antes de la Copa América.
Cuando se le consultó en entrevistas sobre qué aspira Venezuela en la Copa América, Batista no dio una respuesta cerrada. Su foco sigue siendo el que ha reiterado desde el comienzo de su gestión: competir. Con base en esto, el talento de la Vinotinto, su buen desempeño en Eliminatorias, la aspiración promedio debería ser alcanzar la segunda ronda del torneo. Ya en esas aguas, y a un partido, cualquier cosa puede pasar.
Nolan Rada Galindo
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