Fotografía de Federico Parra | AFP
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Desde finales del pasado año, las fuerzas democráticas que hacen vida en la Asamblea Nacional vienen promoviendo, al interior del cuerpo orgánico de la sociedad venezolana, un acuerdo político para rescatar a Venezuela de lo que bien puede ser considerado el colapso económico y la crisis social más brutal que haya sufrido país alguno en la región en las últimas décadas.
Este acuerdo político se expresa en un breve documento dividido en cinco (5) capítulos y cuarenta y dos (42) numerales con el título de “Plan País: El Día Después”. En la identificación de problemas, el análisis y la formulación de propuestas de este plan han colaborado las universidades, las academias nacionales, los movimientos políticos y los gremios empresariales, laborales y profesionales. En cierto modo, los que mucho tenían que decir y fueron deliberadamente apartados por años.
Cuatro han sido las áreas destacadas de consenso del Plan País: (a) en materia de políticas económicas, (b) en materia de empoderamiento de los ciudadanos y garantía de acceso a los servicios públicos, (c) en materia de hidrocarburos y (d) en lo contentivo a las políticas sociales para salir de la crisis. No es un contrato exhaustivo que atiende a todos las raíces y expresiones de la crisis. En algún sentido expresa sólo un conjunto de líneas de acción sobre ámbitos donde se precisa actuar con prioridad, para salir de la crisis.
En otras palabras, Plan País, como todo programa de acción, establece unas prioridades, pero no desestima la posibilidad de mover los acuerdos hacia otras áreas de importancia clave para ayudar a Venezuela a superar la crisis. Por eso, en su apartado final, promete extender los acuerdos hacia áreas como la seguridad alimentaria, la seguridad ciudadana y la calidad de las instituciones, la justicia y la democracia, para lo cual precisa promover la consulta.
Variadas han sido las reacciones hacia Plan País. La sola idea y el sentir de que existe un plan para sobreponernos a la crisis y enrumbar al país en la reconstrucción es auspiciosa y esperanzadora. Pero hay quienes se preguntan: ¿este plan va a acabar con la inflación? ¿Se trata acaso de entregar nuestros recursos naturales? ¿Dónde está el retrato de la lucha contra la corrupción? ¿Por qué seguirnos endeudando? ¿Es un viaje al capitalismo sin límites? Así que en lo posible intentaremos despejar estas y algunas otras preguntas.
¿Plan País constituye un programa detallado para resolver todos y cada uno de los problemas económicos y sociales de Venezuela?
No. Plan País no es un programa detallado de acciones y decisiones de política pública. Tampoco ha sido formulado para resolver todos y cada uno de los problemas económicos y sociales. Plan País es un acuerdo marco de políticas; un conjunto de lineamientos generales sobre los cuales habrán de desarrollarse programas de acción y políticas específicas que tomen en consideración recursos, restricciones, horizontes temporales y beneficios y costos.
Plan País se concentra en ciertos problemas medulares que requieren ser resueltos para mover a Venezuela hacia una visión compartida de sociedad. Esa visión está plasmada en la Constitución de la República, y Plan País la recoge cuando señala que el objetivo es empoderar a la gente y liberar sus fuerzas creativas y productivas; con oportunidades para todos; desarrollando su máximo potencial; acompañados por un Estado democrático y de derecho puesto al servicio de los ciudadanos en materia de bienes y de servicios.
¿Plan País supone un camino hacia el capitalismo sin límites?
Plan País no está llamado a establecer ningún orden económico y social dicotómico. Pretende más bien reestablecer el orden que establece la Constitución: una sociedad de hombres libres e iguales en dignidad y derechos, reconociendo la importancia de la justicia social y del respeto a los derechos fundamentales. Así, las funciones del Estado social se preservan y en lo contentivo a la actividad productiva la concepción es igualmente fiel a la Constitución, que señala en su artículo 112: “El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación y justa distribución de la riqueza, así como la producción de bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la población, la libertad de trabajo, empresa, comercio, industria, sin perjuicio de su facultad para dictar medidas para planificar, racionalizar y regular la economía e impulsar el desarrollo integral del país”.
¿Es Plan País un Programa de Ajuste como los implementados por el FMI en los años ochenta?
No. Plan País parte de un diagnóstico que ubica a la economía venezolana en un contexto diferente al que muchas veces se exponen los países que acuden a los auxilios del FMI. La economía venezolana no sufre un desequilibrio por “sobrecalentamiento” sino más bien padece una catástrofe productiva. Por eso el sesgo del programa de políticas económicas, que van del numeral 9 al 22, es expansivo. Plan País no plantea un ajuste fiscal draconiano en las primeras de cambio y mucho menos un programa económico contractivo. La formulación del programa de políticas económicas intenta mover la economía hacia un equilibrio con alta ocupación de recursos, rescatando la producción (petrolera y no petrolera) y elevando simultáneamente la demanda y el poder de compra de la ciudadanía.
Por lo demás, Plan País se orienta por la atención inmediata de la emergencia social (humanitaria compleja) y no pone estos aspectos por detrás de las acciones de contenido económico, como en los esquemas más ortodoxos.
Venezuela es un país altamente endeudado. ¿Conviene, como supone Plan País, endeudarse aún más con los organismos financieros multilaterales?
Venezuela se endeudó masivamente con los mercados internacionales justo en medio de una bonanza petrolera y cuando no lo requería. Hoy, sin recursos financieros ni medios de pagos internacionales, el financiamiento internacional es fundamental. Para construir un fondo de reservas, para abrir el mercado cambiario, para “normalizar” la producción, generar oportunidades de empleo y crecer económicamente, Venezuela necesita especialmente dinero fresco. Un sólido respaldo de recursos externos permitirá construir un mercado cambiario funcional, recuperar las importaciones de insumos, materias primas, maquinaria y equipos que hoy día sólo suman una quinta parte de lo que se requiere. Necesitamos recursos en dólares para que el sector privado produzca alimentos, pero también para que no falten importaciones de alimentos y medicinas indispensables para la salud.
Esto explica por qué Plan País, en el numeral 10, señala como una necesidad la “asistencia financiera internacional extraordinaria de organismos multilaterales, préstamos bilaterales, donaciones internacionales, reestructuración de sus compromisos de deuda externa”.
El endeudamiento con los multilaterales es mucho menos oneroso que la opción de ir a los mercados voluntarios o a los bancos chinos, y si la reestructuración de los pasivos internacionales del Estado es exitosa, Venezuela podría hacerse de un respiro para promover la recuperación y pagar los compromisos más adelante en una fase de crecimiento sostenido de su producción interna.
¿Plan País supone un ajuste fiscal draconiano y reducciones del gasto social?
De ninguna manera. Los niveles de gasto en términos reales del sector público están hoy por el piso, en gran medida por la hiperinflación y el colapso de la tributación petrolera y no petrolera. En el numeral 11, Plan País señala: “En materia fiscal, la emergencia humanitaria y el colapso de los servicios públicos exigen una significativa expansión fiscal financiada con recursos externos”. Ayudar a los más vulnerables mientras dura la crisis estará entre las mayores prioridades. Pero, lamentablemente, la mayor porción de ese gasto no puede ser financiado tributariamente, por la espectacular depresión que afecta la recaudación. La recuperación en la producción de sector petrolero y no petrolero permitirá ir sustituyendo el financiamiento externo por impuestos internos y los programas de apoyo en la crisis, como los subsidios, irán desapareciendo en la medida que la economía esté en capacidad de ofrecer empleos de calidad.
Ningún país en el mundo ha logrado cerrar una brecha fiscal de casi 20 puntos del PIB en un año. El crecimiento y las reformas estructurales serán las fórmulas para ir cerrando la brecha fiscal en el tiempo.
¿Plan País contiene una propuesta para detener en seco la hiperinflación?
Plan País no es en sí mismo, ni contiene en detalle, un programa para detener la hiperinflación, pero en él están los elementos fundamentales para hacer la tarea. El realineamiento inicial de los precios relativos (con la eliminación de los controles, numerales 19 y 21), la construcción de un mercado cambiario estable y funcional (numeral 17), la reforma monetaria que supone el restablecimiento de “la autonomía, independencia y capacidades del Banco Central de Venezuela para el ejercicio de sus competencias” (numeral 16), la sustitución del financiamiento monetario del déficit fiscal por financiamiento externo (al menos durante la fase inicial, numeral 11), y la búsqueda de un ancla nominal de tipo cambiario (numeral 18), constituyen un conjunto de acciones que se complementan en una forma eficiente para quebrar muy rápidamente el ritmo inflacionario.
La eliminación de los controles y la flotación inicial que deberá dársele a la tasa de cambio para que busque (de acuerdo al nivel de reservas que se constituya) un nivel de mercado pudieran generar ciertos ajustes de precios iniciales. Pero una vez pasada la etapa de coordinación en los ajustes y establecidas las demás acciones, la inflación debe caer abruptamente.
¿Si se liberan los precios eliminando los controles, se destruirá aún más el poder de compra del salario?
En una economía con inflación alta los precios de mercado se ajustan con una frecuencia creciente en tanto que los salarios, por obedecer a una dinámica contractual, se quedan rezagados. La contracción del producto tampoco permite la formación de mejores salarios. Así que el salario termina siendo el precio más rezagado en la economía. La fórmula para cambiar esta realidad es con un abatimiento rápido de la inflación al tiempo que se actualiza el salario. Por ello, y al margen de los esperados efectos contra la inflación, Plan País establece en el numeral 42 la necesidad de “implementar mecanismos transparentes y consensuados de determinación y actualización del salario mínimo y pensiones, según lo establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)”.
Pero una vez abatida la inflación y actualizado el salario, la posibilidad de sostener en el tiempo una mejora del salario real es a través del crecimiento. La conjugación de numerosas acciones al interior de Plan País para poner a la economía en una senda de recuperación y crecimiento (el sesgo expansivo del plan) redundará en un mejoramiento sustantivo de las condiciones de vida de los trabajadores.
En aquellos segmentos de la población donde por carencia de un empleo digno y/o donde prevalezca una realidad de salarios aún bajos que comprometa la ingesta de un mínimo de calorías, Plan País se orientará a la “sustitución de esquemas de subsidios indirectos, ineficientes y regresivos, por subsidios directos, eficientes y progresivos” (numeral 42).
¿Estos esquemas de ayudas y subsidios para la población más vulnerable terminarán convirtiéndose en un mecanismo de sujeción política?
De ninguna manera. Plan País destaca que “las acciones en materia de políticas económicas orientadas a elevar la calidad de vida de los venezolanos deben enmarcarse en tres fases: (i) la atención de la emergencia humanitaria compleja; (ii) la estabilización de la economía, y (iii) las reformas estructurales” (numeral 9). Estas tres fases se sobreponen, pero la fase que contempla de emergencia humanitaria debe ser transitoria. Es por eso que Plan País establece en el numeral (11) que “la ejecución del gasto social se realizará de manera compatible con la sostenibilidad fiscal a mediano plazo, eliminando las políticas clientelares y de control social”.
No todos los programas sociales deben desaparecer en la medida que la economía crezca y genere empleos de buena calidad. Hay una política social de alcance más estructural que está reflejada en el capítulo V de los acuerdos en materia de políticas sociales y que está asociada a las garantías básicas que otorga un estado social de derecho. El acceso a medicamentos asociados a enfermedades crónicas de alto impacto, así como de distribución de medicinas de alto costo; la atención hospitalaria pública en áreas médicas, quirúrgicas y paraclínicas, los programas de vacunación y prevención de enfermedades transmisibles, todos contenidos en el numeral 40, son ejemplos de estos servicios de naturaleza permanente.
Sin embargo, aquellos esquemas de transferencias directas y programas de abastecimiento y acceso a alimentos y medicamentos deben irse revisando y reduciendo en la media que la población “supera la emergencia humanitaria compleja, promoviendo sus capacidades creativas” (numeral 36).
¿Por qué Plan País no hace referencia al flagelo de la corrupción?
La corrupción, el despilfarro, el saqueo, el mal manejo de los recursos del Estado y la búsqueda de rentas se han convertido casi que en la fórmula de trabajo para que las cosas funcionen en Venezuela. Pero estos no son más que síntomas de problemas sobre los que hay que ir mucho más a fondo.
La atención de estos síntomas reclama una nueva gobernanza, nuevos esquemas de incentivos no perversos, transparencia en la relación entre el Estado y los ciudadanos y empresas, rendición de cuentas y respeto cabal por el estado de derecho.
En el numeral 28, estas últimas ideas son recogidas por Plan País. Allí se destaca la necesidad de promover “reformas orientadas a reconstruir la gobernanza de la Administración Pública para transformar a ésta en una institución al servicio del desarrollo productivo de los venezolanos, en el marco de los principios de sometimiento pleno a la Ley y al Derecho, de participación ciudadana y de transparencia”.
¿Por qué es tan importante la recuperación y expansión en la producción de hidrocarburos?
En efecto, en el numeral 31 Plan País indica que “se maximizará la producción de petróleo y gas, garantizando el mayor beneficio para la Nación”.
Hay una realidad insoslayable. La economía venezolana se ha construido a lo largo de más de 9 décadas bajo el cobijo y la influencia del negocio petrolero. El petróleo sigue siendo la principal fuente de generación de divisas y el país aún ofrece (al menos por un tiempo limitado) grandes potencialidades para la explotación y comercialización de los hidrocarburos y sus derivados.
En un escenario de precios internacionales inciertos, Venezuela sólo puede apostar a la expansión volumétrica para mejorar sus ingresos de divisas. Mientras se desarrollan las capacidades de un sector no petrolero que permita “agregar valor nacional de cara a crear una adecuada plataforma de exportaciones que fortalezca la balanza comercial” (numeral 25), el aporte que deberá hacer el sector petrolero es clave ¿Clave para qué? Para generar las divisas que permitan cubrir importaciones en volúmenes adecuados, para ir pagando las obligaciones externas de la nación, para fortalecer nuestras reservas internacionales. Venezuela no va a depender perennemente de la cooperación financiera internacional y los prestamos multilaterales.
¿Se contempla la entrega de los recursos naturales como el petrolero y el gas a las empresas multinacionales?
En ningún sentido. Los recursos seguirán siendo propiedad de la nación siguiendo la norma constitucional que consagra la prohibición absoluta de ceder, traspasar, arrendar o en forma alguna enajenar los recursos del sub-suelo. En el numeral 30, Plan País señala: “Se preservará la propiedad de la Nación sobre los yacimientos de hidrocarburos”.
¿Hay un plan para privatizar a Petróleos de Venezuela?
Al respecto Plan País señala en el numeral 32: “Dado el nivel de destrucción de PDVSA, es necesario reestructurarla y redimensionarla para su consolidación como empresa pública y competitiva enfocada en el sector de hidrocarburos”. La propuesta es clara: rescatar a PDVSA como empresa pública.
¿Por qué es necesario reformar la Ley de Hidrocarburos?
Venezuela ha perdido dos tercios (2/3) de su producción efectiva de crudo en menos de dos décadas para llegar hoy a los niveles de producción más bajos en los últimos 70 años. Sólo un monumental flujo de inversiones puede parar la debacle, quebrar la tendencia, y promover gradualmente la recuperación. La Ley de Hidrocarburos que hoy existe, se diseñó y sancionó en un ambiente de precios altos y costos aún bajos que PDVSA ya no disfruta, y estableció un modelo de negocios donde toda inversión en petróleo debía hacerse conjuntamente en empresa mixta con PDVSA. Pero PDVSA en medio de una crisis financiera y operativa sin precedentes, no tiene un dólar para invertir en ningún proyecto (en marcha o en estudio). Así que los potenciales inversionistas, por un gran cúmulo de razones, pero fundamentalmente por esta veda legal, no invierten.
Plan País, intenta preparar el escenario para promover nuevas inversiones de origen privado, nacional e internacional (numeral 33), con la idea de salir del modelo de monopolio estatal y sentar las bases para desarrollar una verdadero cluster industrial energético competitivo, donde PDVSA también pueda participar. Para crear esos incentivos y avanzar hacia un nuevo modelo energético, se precisan cambios en la Ley de Hidrocarburos. Un excelente y mucha más amplia explicación de la necesidad de una nueva Ley puede verse en aquí en Prodavinci.
¿Qué sentido tiene esa Agencia Venezolana de Hidrocarburos (AVH)?
Como bien señalan en un trabajo reciente Guevara y Bellorín (2019) y siguiendo la propuesta de López y Baquero (2017) en Venezuela Energética, el sector energético y de los hidrocarburos venezolano debe comenzar a desenvolverse en condiciones de competencia abierta y transparente, donde pueda fiscalizarse cabalmente el cumplimiento de leyes, reglamentos y compromisos por parte de las empresas petroleras (incluyendo a PDVSA), donde el monopolio estatal no sea además el regulador. Por eso, Plan País promueve la creación de un regulador independiente, transparente y con personal altamente calificado para “la administración eficiente, autónoma y técnica de los yacimientos, así como para regular y supervisar el sector” (numeral 34).
Habría que agregar que una misión importante de la AVH será la de ejecutar rondas regulares de licitación petroleras y gasíferas como paso inicial para atraer inversiones nacionales e internacionales.
¿Plan País estima el tiempo que tomará llevar a producción de crudo a 3 millones de barriles/día?
Plan País no constituye un ejercicio de programación con metas cuantitativas. Como señalamos antes, es un acuerdo marco en torno a unos lineamientos generales para sacar al país de la crisis.
En cualquier caso, una estimación de cuánto tiempo tomaría llevar la producción de crudo a un determinado nivel meta, pasa por las complejidades de determinar el monto y el perfil de desembolsos de las nuevas inversiones, el potencial de las áreas en licitación, las dificultades técnicas para la explotación, las restricciones de recursos no financieros, las tecnologías a emplear, etc.
¿Qué contempla Plan País para recuperar la producción agropecuaria y de alimentos?
El sector productor de alimentos no procesados y de animales para el consumo humano ha sido terriblemente afectado por las confiscaciones y expropiaciones agrarias arbitrarias, por la carencia de insumos fundamentales, por la falta de financiamiento, por la frágil infraestructura, por la inseguridad, y por las políticas de controles.
Plan País está volcado a promover el cambio en muchas de estas realidades. Se abren oportunidades para disponer de las divisas y de un mercado cambiario para traer semillas, fertilizantes, vacunas implementos y maquinaria agrícola (numeral 17); para el restablecimiento de los derechos de los propietarios afectados por expropiaciones arbitrarias (numeral 23); para el restablecimiento de los mecanismos de mercado y favorecer el crecimiento productivo (numerales 21 y 26); para el fortalecimiento de la intermediación financiera por el sector bancario (numeral 26), y para desarrollar un plan de emergencia que atienda las graves dificultades de los servicios públicos (numeral 27).
Admitiendo que estas acciones puedan ser aún aisladas e insuficientes, Plan País además señala que “se formulará un Plan de Desarrollo Agropecuario orientado a estimular la producción nacional para el abastecimiento de alimentos estratégicos para los venezolanos, así como para impulsar la agenda exportable” (numeral 24).
Leonardo Vera
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