¿Qué sería Batman sin el Joker? ¿Qué sería de los Avengers sin Thanos? ¿Qué será de Game of Thrones sin el Rey de la Noche? Una vez que el villano muere, nada vuelve a ser lo mismo. Recordemos que la trilogía de Cristopher Nolan perdió fuerza sin el sicópata bromista y Avengers: Endgame no alcanzó el clímax de Avengers: Infinity War, precisamente porque el antagonista tiene destinos diferentes. Entonces, ¿fue un error acabar en un solo capítulo con el terror que causaba el líder de los no muertos?

Para contestar la pregunta anterior, responderemos con la sabiduría de Jarabe de Palo: Depende, todo depende. Depende exactamente del desenlace de otro personaje que, según nos deja entender el desarrollo de este capítulo tres, es mucho más peligroso que el Rey de la Noche: Cersei Lannister.

Veamos: si el bien no existe sin el mal, si son complementarios, como lo explica mejor que nadie M. Night Shyamalan en El Protegido, no tiene sentido que el mayor peligro sobre los Siete Reinos sea despachado por una daga a mitad de temporada. Eso nos dejaría con tres capítulos de relleno. Al menos que lo verdaderamente sangriento, lo verdaderamente dramático no haya sucedido. Y, si lo sacamos por los sobrevivientes de la batalla de Winterfell, tiene sentido.

Mientras apilábamos nuestros pañuelos para ver cómo caerían uno tras otro nuestros guerreros preferidos, nos encontramos con que casi todos sobrevivieron. Incluso Jaime, a quien vimos morir mil veces gracias a nuestra miopía y oscuridad que reinó durante la batalla. Sí, nos despedimos de Theon, Lyanna, Jorah, Edd y Beric con los ojos aguados, pero comparado con los decesos que ocurrían en nuestra imaginación, el dolor fue tan llevadero como el duelo de los hermanos Lannister por Joffrey.

Pero debemos detenernos a pensar por unos minutos. Si algo hemos aprendido de los guionistas de Game of Thrones es que aman jugar con nuestras expectativas. Hay escenas que seguimos recreando por el shock que nos generó, como la caída de Bran, las sangrientas bodas roja y púrpura o, aquí vamos de nuevo, el adiós de Jaime a su relación incestuosa. Entonces, ¿qué hay detrás de esta decisión? ¿Por qué la máxima autoridad zombi es reducida a cubitos de hielo en Winterfell?

La respuesta podríamos tenerla en el mismo título de la serie. ¿Qué sentido tiene que reine, después de las intrigas y disputas familiares, un ser que solo desea la destrucción? No me mal interpreten. Amo cuando los monstruos son los vencedores. De niño deseaba que Tom atrapara a Jerry y que el Coyote se comiera al Correcaminos, incluso soñaba con el día que Skeletor le mochara el corte totuma a He-Man; pero si bien tanta traición y ambición podría desembocar en un final tan rompedor como el triunfo zombi, aceptemos que esta es una obra de George R. R. Martin y no de George A. Romero

Dicho lo anterior, es probable que la batalla de Winterfell solo sea un gran truco. Uno más, para darnos esperanza y regalarles unos días más de vida a nuestros personajes favoritos para después ¡PUM! Devolvernos a la ducha, donde lloraremos en posición fetal. Y temo, precisamente, que ese subidón de adrenalina que nos dio la muerte del Rey de la Noche está conectado con el destino de su verduga, Arya. Y ahí si vamos a necesitar todos los pañuelos disponibles.