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Una clase magistral sobre el Cártel de Sinaloa en el segundo día del juicio al Chapo

Fotografía de Don EMMERT / AFP

15/11/2018

Un exdirector de operaciones del Cártel de Sinaloa subió al banquillo de testigos el miércoles y ofreció una clase magistral sobre el funcionamiento interno de la organización; identificó como uno de sus principales líderes a Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como el Chapo.

En las tres horas de su testimonio, Jesús Zambada García proporcionó detalles importantes sobre la logística, el financiamiento y los principales personajes del cártel, entre ellos su propio hermano, Ismael “el Mayo” Zambada García, quien alguna vez fungió como socio y mano derecha de Guzmán.

Durante las últimas horas de la tarde, Zambada —un hombre calvo que usaba anteojos oscuros y lucía el uniforme de la prisión— se puso de pie, señaló a Guzmán y dijo que era uno de los “más poderosos narcotraficantes” de México. Con los brazos cruzados, Guzmán permaneció impávido y solo sostuvo la mirada de su antiguo subordinado.

Este intercambio, como el resto del detallado testimonio de Zambada, ocurrió durante el segundo día del juicio contra Guzmán por cargos de conspiración de narcotráfico en la Corte Federal de Distrito en Brooklyn. El gobierno lo ha acusado de obtener casi 14.000 millones de dólares en ganancias ilícitas durante sus veinte años en el negocio y de proteger su imperio pagándole a una extensa plantilla de funcionarios corruptos y un ejército de sicarios.

Hasta este juicio, los fiscales estadounidenses no habían podido exponer públicamente lo que sabían sobre uno de los principales cárteles mexicanos, como lo han hecho con otras organizaciones como Al Qaeda y la mafia. Sin embargo, Zambada, quien dijo haber trabajado para el cártel desde 1987 hasta su arresto en 2008, fungió como una suerte de guía, pues le explicó al jurado cómo sus empleados colocaban la cocaína en paquetes a prueba de agua con varias capas de hule y contó que una vez incluso contrataron a buzos de aguas profundas para sacar un cargamento que se había hundido en un buque portacontenedores en la costa de Puerto Vallarta.

Al haber ascendido en la jerarquía del cártel, primero como contador y más tarde como el principal contacto en Ciudad de México, Zambada parecía conocer casi todos los aspectos de los operativos de la organización: desde quién dirigía su plaza en Guerrero hasta los nombres —Zafiro, PacMan y Coca Cola— que usaban para vender su producto.

En general, dijo Zambada en forma despreocupada, la cocaína del cártel provenía de Colombia y se transportaba mediante lanchas motoras hasta Cancún, donde una cadena humana de estibadores la llevaban a la orilla. Desde ahí, agregó, generalmente se transportaba en camiones a almacenes en Ciudad de México —a menudo en contenedores de combustible— y después llevaban el producto hacia ciudades fronterizas en el norte, como Ciudad Juárez y Agua Prieta, para trasladarlo a Estados Unidos.

Al parecer, las ganancias eran gigantescas. Zambada, que tiene un título universitario como contador, testificó que una inversión de 9 millones de dólares en un cargamento de 15 toneladas de cocaína podría proporcionarles a los proveedores —restando los costos de transporte— 39 millones de dólares si se vendía en Los Ángeles. Si el mismo cargamento se vendía en Chicago, donde los precios eran más altos, explicó, las ganancias serían de 48 millones de dólares. En Nueva York, señaló, un inversionista podría obtener ganancias por 78 millones de dólares.

Zambada dijo que conoció a Guzmán en 2001, horas después de que el legendario capo se escapara de la prisión de Puente Grande. El testigo le dijo al jurado que ese día ayudó a su hermano Ismael a organizar el uso de un helicóptero para recoger y transportar a Guzmán a un lugar seguro.

Ismael Zambada fue mencionado varias veces en las declaraciones iniciales de la defensa el martes. Los abogados de Guzmán lo acusaron de ser el verdadero líder del Cártel de Sinaloa y afirmaron que su cliente había sido incriminado por él a partir de una trama conspirativa que incluía el soborno de funcionarios mexicanos y agentes estadounidenses “deshonestos”.

La fiscalía, enfurecida por estas afirmaciones, presentó una moción inusual a última hora del martes para oponerse a toda la sesión, pues dijeron que se basaba en rumores y violaba una resolución probatoria emitida antes del juicio por el juez Brian M. Cogan. El miércoles por la mañana, el juez Cogan negó la moción, pero le dijo al jurado que ignorara cualquier referencia a los funcionarios corruptos y se enfocara en los cargos que enfrenta Guzmán.

Zambada subirá al banquillo de testigos una vez más este jueves por la mañana, cuando probablemente será interrogado por los múltiples asesinatos que al parecer cometió para el cártel.

El miércoles, Jeffrey Lichtman, uno de los abogados de Guzmán, mencionó los nombres de varios testigos colaboradores adicionales que se espera que se presenten en el juicio. Entre ellos se encontraba el exnarcotraficante Miguel Ángel Martínez —quien, según Lichtman, tenía la costumbre de consumir 4 gramos de cocaína al día—, y Álex Cifuentes, otro narcotraficante que alguna vez trabajó para Pablo Escobar, el capo del Cartel de Medellín en Colombia. El abogado se refirió a los testigos del gobierno como “escoria” y “gente que les pondrá la piel de gallina”.

Lichtman también afirmó que el gobierno planeaba llamar a César Gastélum, quien alguna vez fue la mano derecha de Guzmán, y al parecer llegó a conspirar para asesinar a un presidente de Honduras. Se espera que Gastélum testifique que Guzmán no era millonario, que a menudo estaba en bancarrota y siempre pidiendo dinero, comentó Lichtman.

“Este caso está basado en mentiras”, agregó el abogado defensor.

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Este texto fue publicado originalmente en The New York Times.


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