Literatura

La escritura está siempre en otra parte: sobre «Lo que dijo Joan Didion»

19/04/2018

Esta reseña de Ricardo Ramírez sobre Lo que me dijo Joan Didion (Crónicas de Nueva York) se publica en ocasión de su presentación en Nueva York, a cargo del escritor mexicano Álvaro Enrigue el día 20 de abril de este año en la librería McNally Jackson de esa ciudad. La obra, ganadora del XVI Premio Transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana, fue presentada anteriormente por los escritores Oscar Marcano y Carlos Sandoval el 18 de noviembre pasado en la librería Lugar Común y por el propio Ramírez en el marco de la II Feria del Libro del Oeste.

Fotografía de Andrés Kerese

La escritura de Pedro Plaza Salvati ha estado siempre signada por la respiración. Cada palabra le viene del aire y la cadencia de cada bocanada.

Pedro es de esos casos extraños de escritores “en la madurez”. La experiencia nos suele enseñar que esos escritores parecen entender a la literatura como un divertimento, como hobbie, como la oportunidad para decir algo antes de morir (esencialmente, contar su vida), o como un simple reto más que afrontar. Pedro viene de diplomados y una maestría en escritura creativa, lugares que muchos consideran cementerios de vocaciones, o lugares de falsas esperanzas. Pienso en aquellos que consideran que la escritura es un don del más allá, y que la formación, la técnica, el conocer escritores que enseñan a escribir (y, ante todo, libros de esos escritores que son modelos escriturales), es algo que se debe descartar.

O estás en el Olimpo o no estás en el Olimpo.

Bien, el siglo XX está tapiado de dioses del Olimpo que murieron de divinidad.

Pedro es diferente.

Les explicaré por qué.

Luego de vivir una vida diferente a la de un escritor, Pedro se entregó a la escritura con firmeza y seriedad. Desde hace cinco años no ha dejado de publicar. Podemos nombrar un libro de cuentos como Decepción de altura (Equinoccio, 2013) y dos novelas como lo son El hombre azul (Bid & Co, 2016) y El lugar de las nubes (Costa Rica, 2016).

El ejercicio narrativo, y todas sus vertientes, le resulta cómodo a Plaza Salvati. El artículo lo cultiva con frecuencia en diferentes medios, pero es en la crónica, en donde siento que Pedro destaca sobremanera.

Lo que me dijo Joan Didion (Crónicas de Nueva York), editado por la Fundación para la Cultura Urbana, es un libro de crónicas sólido, en donde un escritor venezolano vive la experiencia de una ciudad como Nueva York sin idealizaciones cinematográficas, y sin la comodidad que brinda la crónica de viajes. Es un libro de crónicas in da house.

La experiencias que vive el narrador de estas crónicas, la capacidad descriptiva de lo más hermoso, lo más mundano y lo más grotesco, el no concederle nada a la ciudad que ella misma no entregue, el retrato de algunos de sus habitantes, lugares específicos y tiempos, es notable.

Pedro, además, escribe crónicas en español sobre Nueva York, luego de haber bebido en ella y en su literatura. La literatura norteamericana late en cada texto, así como en sus representantes más cercanos a la gran ciudad estadounidense. Desde John Dos Passos hasta Paul Auster, tienen lugar en su escritura.

Pedro Plaza escribe, además, no ficción sin rozar el periodismo por ninguna parte. Su no ficción viene de una escuela centrada en la literatura anglosajona; una en donde la descripción, lo es casi todo. Y quizás no hay mejor escuela desde donde escribir sobre la Gran Manzana.

A través de este libro, recorremos los alrededores de la Universidad de Nueva York y sus espacios emblemáticos (Washington Square, por ejemplo), su historia, su cotidianidad, y sus habitantes. Pedro es el ojo que todo lo recorre, es testigo y protagonista de lo que relata. Recorre, además, su propia historia personal a través del recuerdo, de la memoria. Hay un viaje a sus gustos personales, los musicales en particular.

Nueva York es la ciudad de las ratas y del metro, de lo gris del mundo y de lo más sublime. A través de sus crónicas, logramos hacer una actualización, una edición de las diferentes Nuevayores que tenemos en nuestra memoria: la de postal, la cinematográfica, la puertorra, la dominicana, la del jazz, el hip hop, la del béisbol y la delincuencia, la de los lugares comunes, y los prejuicios, la de las pobres expectativas.

Creo que una crónica como “El canto de los mendigos”, es extraordinaria. Una de las mejores de todo el libro. Le sigue, “La última parada del Bronx”. En ambas muestra dos rostros de la ciudad poco vistos: la cultura Bum, y ese otro rostro del Bronx menos visto.

Pedro Plaza Salvati explora en Lo que me dijo Joan Didion, una experiencia de Nueva York llena de palabras. Dueño de una capacidad descriptiva sin igual, Pedro Plaza logra algo extraño en la tradición literaria venezolana: hacer un mapa del lugar del que estás hablando. Siguiendo cada estación de Metro, avenida, calle, uno puede recorrer cada espacio indicado en las crónicas de esta ciudad.

Hablamos, entonces, de un libro que nos regala eso, un mapa. Una cartografía de Nueva York y de sí mismo. Una cartografía de palabras.

Como podemos encontrar en el texto que le da título al libro. Es el más notable. Aquel en donde vemos la mejor madera de escritor que Pedro puede mostrarnos. Ese texto que deberían dejar para el final.

Creo que lo más destacado de esta obra, es precisamente eso: Pedro Plaza nos muestra una ciudad con límites, real, en tiempo y espacio. Una ciudad con final. Una que no continúa.

Porque Nueva York muere todos los días y nace también a diario. Este libro trata sobre los meses de existencia de Nueva York en los tiempos en que Pedro la habitaba.

Lo que leemos es como un álbum de fotos antiguas en cualquiera de nuestras casas. Ese tiempo ya no existe.

Como vemos, son las ciudades las que pasan. Nunca pisamos la misma ciudad.

Y este libro es solo un testimonio de ello. Un gran testimonio, eso sí.

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