Ensayo

La mística oculta en los X-Men

26/11/2017

“El hombre es una cuerda entre el animal y el superhombre”. Nietzsche

¿A qué se debe el poder de las aventuras de superhéroes en la cultura popular a nivel mundial? ¿Qué tienen de especial los superhéroes mutantes de la editorial Marvel? Los X-Men, o los Hombres X, tal como se les conoce en Hispanoamérica, son un grupo de superhéroes del Universo Marvel, creado por el dúo del libretista Stan Lee y el dibujante Jack Kirby, a quienes se debía ya el éxito de Los cuatro fantásticos.

El primer libro de comics de los X-Men hizo su aparición en septiembre de 1963. Con esta saga se estrena  el mitologema mutante, a diferencia del mitologema alienígena, propio del origen de Superman, o del mitologema radiactivo, propio de los cuatro fantásticos.

La saga parte del supuesto de que la evolución humana no se ha detenido, es más, se encuentra actualmente en un punto crítico. Recientemente surgió una nueva subespecie con grandes poderes y capacidades: los mutantes. Esto origina problemas entre la población normal y la nueva variedad, con un factor extra: los protagonistas de la historieta pertenecen a un grupo selecto de mutantes.

El argumento general gira sobre la decisión del profesor Charles Xavier de reclutar a un grupo de jóvenes mutantes y adiestrarlos en el uso de sus poderes. La filosofía tras esta decisión es el sueño integrador de Xavier. El profesor X se ha impuesto, como misión en la vida, la colaboración de los mutantes y los humanos. Los humanos presentan una actitud paradójica, pues por un lado temen a los mutantes pero necesitan de su protección. Por su parte, los mutantes deben ser defendidos de ciertos humanos perversos.

A su vez, los humanos también necesitan ser protegidos de los mutantes malvados, pues existe un grupo de mutantes resentidos y renegados que se han rebelado violentamente contra la humanidad y desean destruirla. Este grupo es liderado por Magneto, el poderoso archienemigo de la saga.

Las aventuras de superhéroes sufren del estereotipo de ser un entretenimiento infantil, aunque sus admiradores ya no sean niños. En los 70, los intelectuales de izquierda acusaron a los comics de divulgar una ideología imperialista. Después del fracaso de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín, todas esas denuncias comenzaron a sonar a discurso bufo, desgastado.

Jeffrey Kripal, especialista en religiones comparadas y académico de Rice University considera a los superhéroes como una forma de mitología. Según Kripal, su estudio es una disciplina esencialmente humanista, por tanto, no se puede reducir al empirismo propio de las ciencias humanas. Eso capacita a esta disciplina a decir algo sobre el significado de la existencia humana, incluso nos puede ayudar a vislumbrar su porvenir.

Mensajes desde el futuro

Al referirse a Jacques Vallee (Authors of the Impossible, p. 187), Kripal afirma que, en el  pensamiento de ese conocido ufólogo, hay una gnosis del futuro. Todo eso supone una hermenéutica particular que privilegia la imaginación, y más especialmente al imaginario de la ciencia ficción moderna, para interpretar el pasado y el presente desde la perspectiva del futuro. En otras palabras, es un pensar hacia atrás, desde el futuro hasta el presente y luego, como el resto de nosotros, al pasado.

Kripal adopta esta hermenéutica gnóstica del futuro. Hermenéutica es la disciplina filosófica que tiene por objeto la interpretación de la cultura, especialmente del pasado. Mientras que la gnosis es un conocimiento místico, el cual supera a la razón científica y a la fe religiosa. Históricamente la gnosis se refiere a la primera herejía del cristianismo, la herejía que tuvo lugar en el siglo ii d. C. en la ciudad egipcia de Alejandría. Los gnósticos combinaron la doctrina cristiana con la teosofía oriental.

Kripal no utiliza el concepto de gnosis en un sentido histórico. Más bien propone una nueva gnosis que represente el futuro. Utiliza el siguiente esquema temporal: la fe religiosa corresponde con la etapa premoderna; la razón científica, a la etapa moderna. Mientras que la gnosis representa a la etapa posmoderna. Kripal supone la diferencia entre la posmodernidad deconstructiva y la constructiva.

En general, la posmodernidad parte de la crítica a la modernidad. El punto crítico es el materialismo y mecanicismo de la ciencia moderna, así como la incapacidad de la democracia para alcanzar el bienestar general. La posmodernidad deconstructiva es más conocida. Está representada por la filosofía francesa. Se caracteriza por su escepticismo y su pesimismo, así como por sus soluciones políticas radicales, dudosamente democráticas. En cambio, la posmodernidad constructiva integra la modernidad y trata de superarla. Sostiene una concepción evolutiva del conocimiento y aboga por consolidar la democracia a través de una trasformación que se ajuste a las nuevas exigencias del desarrollo de la humanidad.

Con este arsenal metodológico, Kripal ha escrito un magnífico libro sobre el tema de los superhéroes: Mutants and mystics (2011). Ahí el autor se hace tres grandes preguntas metafísicas, y las respuestas las ilustra con personajes de la serie X-Men.

Primero: ¿La conciencia se reduce al cerebro? Responde que no, y emplea como modelo al Profesor Xavier y sus poderes mentales. Segundo: ¿Es la conciencia algo diferente de la energía? La respuesta también es no. La conciencia se identifica con la energía y así tiene la capacidad de manipular a la materia. El modelo de esta respuesta es Magneto, el principal villano, quien tiene dominio mental sobre los metales. Tercero: ¿Tiene límites la conciencia? De nuevo la respuesta es no. La mente tiene poderes ilimitados. La cualidad la encarna Jane Gray, la mutante con poderes mentales que le permiten hasta resucitar en un estado superior de evolución.

Con esas respuestas metafísicas y sus respectivos personajes emblemáticos, Kripal llega a la conclusión que la humanidad está al borde de dar un salto en la evolución de la conciencia, y que los superhéroes son la forma mitológica que toman las señales que pronostican esa transformación.

La escuela del profesor X

Jeffrey Kripal pone su énfasis en el aspecto educativo de la saga de los X-Men. Expone los orígenes culturales de estos personajes. En biología, los antecedentes son el evolucionismo de Darwin (1859) y la teoría del ADN (1958). En física, la teoría de la relatividad de Einstein (1905). Desde el punto de vista de las especulaciones científicas, la ciencia ficción, y el realismo fantástico de El Retorno de los brujos (Pauwels y Bergier, 1960). Finalmente, en cuanto a la contracultura, el movimiento hippie, Esalen (1962).

El movimiento del potencial humano inspirado en la obra de Aldous Huxley, encontró su sede en el instituto Esalen, en Big Sur, California, Estados Unidos. Fue fundado, por Michael Murphy y Dick Price, a comienzo de los años sesenta. Esalen pronto fue conocido por su fusión de filosofías occidentales y orientales, sus talleres vivenciales y didácticos, su afluencia de filósofos, psicólogos, artistas y pensadores religiosos. Se abrió a todo lo que era descuidado en los centros académicos convencionales.

Desde entonces el instituto ha funcionado como un Think tank para una cultura global emergente. También ha ejercido funciones de centro universitario y de laboratorio para prácticas de transformación. En resumen, el Esalen está dedicado al trabajo exploratorio en humanidades y ciencias que promueve la plena realización de las potencialidades humanas.

En los años sesenta, en Esalen encontraron su lugar muchos que se sentían marginados. Por eso Kripal considera que la escuela para jóvenes especiales del profesor Charles Xavier es una extrapolación, en registro de ciencia ficción, de Esalen. La escuela del profesor Xavier es un refugio para los que se sienten marginados, donde los que eran rechazados como fenómenos terminan descubriendo que tienen un don que pueden poner al servicio de la humanidad.

Esta idea se puede ilustrar por medio de la filosofía de la historia de Arnold Toynbee. Este historiador no es un cientificista que reduce el estudio de la Historia a hechos, sino que busca los valores, y muy especialmente los valores religiosos. A diferencia de Marx, no explica la historia por el mecanicismo de la economía, sino por la capacidad que tienen las civilizaciones de asumir desafíos. Esos desafíos son asumidos por la civilización en la medida que permite que sus minorías creativas, sus inconformes, accedan al liderazgo. Cuando una civilización tiene a su minoría creativa al mando, entonces la civilización progresa; cuando no es así, decae.

La minoría creativa no debe ser solo creativa en sentido profano, pues ese es el problema de la civilización actual, precisamente, donde se privilegia al científico, al tecnólogo, o al pensador abstracto. Es la minoría creativa que siente la necesidad religiosa. Por religión, Toynbee no se refiere exclusivamente a quien profesa una religión positiva, más bien piensa en los términos de la religión abierta de Bergson.

Cuando la minoría creativa está en su función de liderazgo en la sociedad, la civilización es saludable y tiene lugar una época clásica. El canon es impuesto por esa acción creativa y aceptada por el conjunto social. En cambio, cuando esta minoría no lidera, la sociedad se enferma. Es la civilización romántica con sus grandes rebeldes que buscan su propio canon a contracorriente de lo socialmente impuesto.

Visto de esta manera, la saga de los X-Men es el diagnóstico de una sociedad donde sus rebeldes son temidos e incomprendidos. La sociedad no está en capacidad de ver su potencial para revitalizar a la misma civilización. Por eso es imprescindible la escuela mutante, la educación alternativa, que es capaz de convertir a los marginados en el nuevo liderazgo que exige el mundo que está por nacer.

Del desgarramiento a la existencia superior

Para Kripal, el éxito de los superhéroes se debe a que la humanidad está frente a un salto evolutivo y esta literatura es una expresión simbólica de esa próxima transformación. De alguna manera, el inconsciente colectivo se ha sincronizado con ese advenimiento. Los X-Men en este contexto son los personajes más representativos de ese simbolismo, debido a la experiencia del desgarramiento, de esa desorientación existencial que es previa a todo gran cambio en la conciencia.

Tanto los héroes existencialistas, ya sea el Roquetin de La náusea de Sartre o el Meursault de El extranjero de Camus, coinciden con los X-Men en el dolor de sentirse diferentes y hasta rechazados por la sociedad. La distinción consiste en que los existencialistas se quedan en el momento del absurdo y la desesperación, mientras que los X-Men aceptan su realidad para transformarla. Para lograr este propósito se requiere la educación en su sentido eminente, la Bildung, que es equivalente a la Paideia de los griegos, vale decir, la formación propia de héroes y de santos.

Esto coincide con la idea que subyace en El Lobo estepario de Herman Hesse: los marginados y las personas de genio son las puntas de lanza de la sociedad. Sin ellos, la sociedad se vendría abajo hecha pedazos.


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